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EL VALOR DEL ARTE, ¿POR QUÉ UN PLÁTANO SE VENDE EN MILLONES?

Categoría: Blog
Fecha: marzo 18, 2025
Autor: Samuel Reyes

Originalmente publicado en AIRE

Una de las principales actividades que realizamos en nuestros viajes, es ver arte. Paradas obligadas en el mundo son ir al MOMA en NYC o al Museo de Louvre en París, pero además de estos recintos “fijos”, los eventos de arte como las ferias y las bienales se han vuelto una motivación muy importante para viajar, generando una exorbitante derrama económica, no sólo por el pago de trayectos y hospitalidad, sino por los negocios que en éstas se generan.

Ante la mirada atónita de los visitantes de Art Basel Miami Beach de 2019, se presentó la pieza “The Comedian” del artista italiano Maurizio Cattelan, en el muro exterior del booth de la galería Perrotin, fundada por Emmanuel Perrotin en 1990. Cattelan es un artista provocador cuyas obras le han merecido la notoriedad internacional. Piezas como “La Nona Ora” una escultura en la cual se aprecia la figura del papa Juan Pablo II en el piso tras recibir el impacto de un meteorito (misma que forma parte de la colección Pinault) o “América”, un escusado hecho en oro de 18 kilates.

El artista ha ganado notoriedad mediática internacional por los transgresores mensajes detrás de sus piezas, siendo respaldado por la validación institucional; fue seleccionado como uno de los artistas que representaron al Vaticano en la recién concluida Bienal de Venecia. Obras como “L.O.V.E.” – o llamada también “il dito” (el dedo) y “Blind”, se han adueñado de espacios públicos y privados alrededor del mundo.

Teniendo ya un poco de contexto sobre quién es Cattelan (Padua, Italia. 1960), volvamos al por qué su obra “The Comedian” alcanzó un precio de venta por la casa de subastas Sotheby’s de $6.24 millones de dólares. Cuando arrancó la subasta, el precio máximo que estimaba para esta pieza era de $1.5millones, iniciando en $800,000 usd, sin embargo, para sorpresa de l@s espectador@s, ésta fue subiendo hasta que el coleccionista chino Justin Sun puso el punto final, cerrando la transacción en más de 6 millones.

El mercado del arte es complejo, se mueve a partir de una serie de engranajes entre los cuales se encuentran, l@s artistas, l@s coleccionistas, los museos, las galerías y l@s curador@s. Una obra no vale sólo por lo que la compone (en este caso, un plátano y cinta aislante gris), sino por todo lo que está detrás, como la trayectoria del artista, la importancia cultural de la pieza, su relevancia histórica, su rareza, el mensaje detrás de ésta, su sustento teórico e ideológico y dónde ha sido expuesta o quién la ha tenido en su colección anteriormente.

Con “The Comedian”, Cattelan se burla del mercado del arte internacional, para el cual, aparentemente, el objeto de arte o la obra en sí (y su belleza/riqueza estética), es lo último en apreciarse, dando un mayor peso a la retórica que le dio forma. Es por ello, que, cuando presenciamos un performance, nos pudiéramos preguntar: y de esto, ¿qué es lo que se vende? Pues lo que compramos son las instrucciones para realizarlo, el manual, el registro fotográfico y el título de propiedad sobre la obra; lo mismo que pasa con los NFTs, lo que adquirimos, es un certificado único sobre la idea/obra ejecutada.

Esta pieza no sólo revive el debate de “lo que es arte y lo que no es arte”, azuzada desde hace muchos años por las piezas de Marcel Duchamp, pasando por Joseph Beuys y hasta Bruce Nauman, sino que nos plantea nuevamente al mercado del arte como un entorno lleno de especulación y espectacularidad, de humo y espejos. No es casualidad que el coleccionista que compró la pieza de Cattelan, Justin Sun, sea un empresario dedicado al crypto, para quien este movimiento comercial devengó en una viral campaña publicitaria orgánica valuada en más de $50 millones de dólares, la cual también tuvo importantes repercusiones en el movimiento (y crecimiento) de TRON, su cryptomoneda.

Cuando a finales de los 50, la obra “Three Flags” de Jasper Johns fue vendida por $900 dólares, para posteriormente alcanzar la suma de $1millón antes de iniciar los años 80, el artista fue cuestionado sobre no haber recibido un solo dólar de esta millonaria transacción, a lo cual respondió “Un millón de dólares es una impresionante cifra, pero no olvidemos que eso no tiene nada que ver con el arte”. Hoy más que nunca, ese mensaje resuena, ¿qué opinas?


Samuel Reyes

Gestor cultural, profesor y escritor. Máster en arte contemporáneo, mercados y negocios. Amante de la lectura, los gatos, el café y el arte que se encuentra en todos lados, lleva más de 10 años dando clases de arte, imagen profesional, relaciones públicas y promoción cultural. Socio de @playaescandon. Encuéntralo en @samuelreyes.55 

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